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viernes, 16 de mayo de 2008

China entierra a los muertos del sismo e investiga los colegios


China se esforzaba el viernes por enterrar a los muertos y ayudar a decenas de miles de heridos, sin hogar y hambrientos, cuatro días después de un fuerte terremoto en el que se cree que han muerto más de 50.000 personas.
El presidente, Hu Jintao, voló a la asolada provincia de Sichuan y el primer ministro, Wen Jiabao, dijo que los daños del terremoto podrían superar al devastador temblor de 1976 en la ciudad nororiental de Tangshan en el que murieron hasta 300.000 personas.
Wen pidió a las autoridades que aseguraran la estabilidad social mientras la frustración y el agotamiento crecía entre los supervivientes, muchos de los cuales perdieron todo y viven en tiendas o a la intemperie.
La ira también se centró en el estado de los edificios escolares, muchos de los cuales se derrumbaron en el terremoto, dejando a cientos de niños atrapados y obligando al Ministerio de Vivienda a ordenar una investigación.
"Si existe la más leve posibilidad, no escatimaremos esfuerzos. Si existe un sólo superviviente entre los escombros, nunca abandonaremos", dijo Wen junto a los restos de una escuela que se derrumbó y donde cientos de personas quedaron enterradas.
Miles de residentes de Beichuan, una de las zonas más afectadas por el temblor del lunes, de 7,9 grados, se alejaban de la población llevando a cuestas a bebés, bolsas, maletas, huyendo en busca de un refugio.
Un cadáver cubierto en una camilla improvisada fue abandonado a un lado de la carretera por alguien que no pudo transportarlo más allá. Sobre la carretera, piedras del tamaño de coches como una prueba de los corrimientos de tierras que provocó el terremoto.
La ciudad estaba devastada, ya que prácticamente todos los edificios o estaban totalmente derruidos o estaban tan dañados que eran inhabitables.
"No podemos hacer que la población se marche, pero les estamos instando a hacerlo", dijo un soldado.
Hacia el sur, en la población de Houzhuang, los residentes dijeron que estaban arreglándoselas solos, ya que la ayuda y los soldados aún no habían llegado hasta allí.
"Comimos algo de maíz, pero ahora sufrimos diarrea tras beber agua de la acequia durante dos días", dijo un residente de apellido Liu.
"Estamos tratando de sacar cosas de los escombros para poder utilizarlas, como ropa, pero tememos que se produzca otro terremoto, así que tenemos que ser cuidadosos", afirmó.
China ha movilizado a 130.000 militares y paramilitares en la zona del desastre, pero con las carreteras cortadas o dañadas, los suministros y los equipos de rescate han tenido problemas para llegar a las zonas más afectadas.
También se teme que se produzcan epidemias si no se entierra o incinera pronto a los muertos.
Además, existe el temor a que se derrumben los cientos de presas dañadas y se inunden poblaciones que ya tienen problemas para recuperarse del terremoto.

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