Un emisario del Dalai Lama pidió a Pekín que suprima el paso de la llama olímpica por Tíbet, calificándolo de "provocativo", a lo que Pekín respondió el viernes afirmando que se trata de un intento de "sabotear" los Juegos Olímpicos.
Lodi Gyari, emisario del líder espiritual tibetano, afirmó durante una audiencia el jueves ante el Congreso de Estados Unidos que las autoridades chinas deberían renunciar a sus planes de llevar la antorcha a Tíbet.
"Esta idea de hacer pasar la antorcha por Tíbet, realmente creo que debería ser suprimida porque sería un acto deliberadamente provocador e insultante", afirmó.
Las autoridades chinas tienen previsto que la llama olímpica pase por Tíbet una primera vez en mayo de camino al monte Everest y después en junio para atravesar Lhasa, la capital tibetana. Se prevén medidas de seguridad draconianas durante estas etapas.
"La llama olímpica es el mayor símbolo del espíritu olímpico. Representa la paz, la amistad y el progreso", declaró en respuesta a Gyari, Zhu Jing, portavoz del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008.
"El hecho de que la 'camarilla del Dalai' llame a anular la etapa de la llama (en el Tíbet) muestra su voluntad de sabotear los Juegos Olímpicos de Pekín", afirmó a la AFP.
Las autoridades chinas hacen a menudo referencia a la "camarilla del Dalai Lama" sin precisar a quién aluden exactamente.
Las manifestaciones del 10 de marzo en Lhassa, que conmemoraban el levantamiento popular de 1959 contra la ocupación china, degeneraron en revueltas, especialmente violentas el 14 de marzo, y acabaron propagándose a otras provincias chinas donde viven minorías tibetanas.
Según las autoridades de Pekín, los manifestantes mataron a 18 civiles y a dos policías. Pero los tibetanos en el exilio afirman que la represión china de las protestas dejó entre 135 y 140 tibetanos muertos, además de 1.000 heridos y numerosos detenidos.
El acceso a Tíbet sigue cerrado de momento, los turistas extranjeros no podrán entrar en la región hasta mayo y se impide el paso a los periodistas internacionales. Estas condiciones hacen muy difícil obtener información contrastada sobre la situación en esa región aislada del Himalaya.
Un diario tibetano informó de la existencia de más de mil detenidos, entre las personas que se entregaron y las que fueron arrestadas por la policía.
Algunos de ellos comenzarán a ser juzgados en abril, informó el diario citando al vicepresidente del partido comunista en Lhasa, Wang Xiangming.
"No se repetirá un incidente de la envergadura del ocurrido el 14 de marzo", según el diario.
Según otro rotativo, el Beijing News, la policía confiscó un total de 185 revólveres y rifles en redadas en los dormitorios de los monjes situados a proximidad de los templos budistas en Tíbet y en las provincias de Sichuan, Qinghai y Gansu.
Las autoridades chinas acentuaron además sus esfuerzos propagandísticos para ganarse el respaldo del pueblo de Tíbet. Así, el Partido Comunista Chino emitió recientemente un documento en el que llamaba a reforzar la campaña destinada a alimentar el espíritu anti-Dalai Lama en sus filas en Tíbet y otras provincias habitadas por tibetanos, según Beijing News.
Lodi Gyari, emisario del líder espiritual tibetano, afirmó durante una audiencia el jueves ante el Congreso de Estados Unidos que las autoridades chinas deberían renunciar a sus planes de llevar la antorcha a Tíbet.
"Esta idea de hacer pasar la antorcha por Tíbet, realmente creo que debería ser suprimida porque sería un acto deliberadamente provocador e insultante", afirmó.
Las autoridades chinas tienen previsto que la llama olímpica pase por Tíbet una primera vez en mayo de camino al monte Everest y después en junio para atravesar Lhasa, la capital tibetana. Se prevén medidas de seguridad draconianas durante estas etapas.
"La llama olímpica es el mayor símbolo del espíritu olímpico. Representa la paz, la amistad y el progreso", declaró en respuesta a Gyari, Zhu Jing, portavoz del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008.
"El hecho de que la 'camarilla del Dalai' llame a anular la etapa de la llama (en el Tíbet) muestra su voluntad de sabotear los Juegos Olímpicos de Pekín", afirmó a la AFP.
Las autoridades chinas hacen a menudo referencia a la "camarilla del Dalai Lama" sin precisar a quién aluden exactamente.
Las manifestaciones del 10 de marzo en Lhassa, que conmemoraban el levantamiento popular de 1959 contra la ocupación china, degeneraron en revueltas, especialmente violentas el 14 de marzo, y acabaron propagándose a otras provincias chinas donde viven minorías tibetanas.
Según las autoridades de Pekín, los manifestantes mataron a 18 civiles y a dos policías. Pero los tibetanos en el exilio afirman que la represión china de las protestas dejó entre 135 y 140 tibetanos muertos, además de 1.000 heridos y numerosos detenidos.
El acceso a Tíbet sigue cerrado de momento, los turistas extranjeros no podrán entrar en la región hasta mayo y se impide el paso a los periodistas internacionales. Estas condiciones hacen muy difícil obtener información contrastada sobre la situación en esa región aislada del Himalaya.
Un diario tibetano informó de la existencia de más de mil detenidos, entre las personas que se entregaron y las que fueron arrestadas por la policía.
Algunos de ellos comenzarán a ser juzgados en abril, informó el diario citando al vicepresidente del partido comunista en Lhasa, Wang Xiangming.
"No se repetirá un incidente de la envergadura del ocurrido el 14 de marzo", según el diario.
Según otro rotativo, el Beijing News, la policía confiscó un total de 185 revólveres y rifles en redadas en los dormitorios de los monjes situados a proximidad de los templos budistas en Tíbet y en las provincias de Sichuan, Qinghai y Gansu.
Las autoridades chinas acentuaron además sus esfuerzos propagandísticos para ganarse el respaldo del pueblo de Tíbet. Así, el Partido Comunista Chino emitió recientemente un documento en el que llamaba a reforzar la campaña destinada a alimentar el espíritu anti-Dalai Lama en sus filas en Tíbet y otras provincias habitadas por tibetanos, según Beijing News.
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