Un sensible revés experimentaron los acusadores del ex presidente Alberto Fujimori, al demostrar el abogado César Nakazaki, que las pruebas aportadas por el periodista Umberto Jara, en el sentido de que el ex mandatario ordenó a las Fuerzas Armadas la práctica de una guerra sucia para combatir al terrorismo, no contienen esa disposición.
Este sorpresivo desenlace se produjo en la audiencia judicial número 44 del juicio oral abierto al ex jefe de Estado por los casos Barrios Altos y La Cantuta, donde Jara compareció como testigo por cuarta vez consecutiva y ratificó que el objetivo principal de su libro "Ojo por ojo" es demostrar que Fujimori ordenó la ejecución de la guerra sucia en la lucha contra el terrorismo.
En esta audiencia, Jara insistió que las órdenes para la práctica de una guerra sucia estaban contenidas en la introducción del "Esquema táctico y estratégico para enfrentar al PCP-SL en los aspectos político, ideológico y militar", en una declaración extrajudicial entregada por Martin Rivas a Jara y en un Manual de Guerra No Convencional de 1984, asumido por el gobierno de Fujimori.
El abogado Nakazaki, defensor de Fujimori, consiguió demostrar en la penúltima sesión que el primer documento no tenía una sola línea alusiva a la ejecución de una guerra sucia, a pesar de tratarse del documento elaborado por el llamado grupo de análisis, que jefaturó Martin Rivas, en base a documentación incautada a Sendero Luminoso.
Luego de esta performance, Nakazaki obligó a Jara a poner a su disposición una declaración extrajudicial de Martin Rivas, que no forma parte del expediente y tampoco aparece consignado en su libro, donde el ex militar sustenta que las normas para la práctica de una guerra sucia estaban contenidas en el manual del año 1984, que el ex presidente Fujimori había asumido como herramienta de lucha.
La sorpresa fue mayúscula al requerirle Nakazaki a Jara para que ponga a disposición ese Manual de Guerra No Convencional del año 1984, época del segundo gobierno de Belaunde Terry, donde supuestamente se normaba la práctica de la guerra de baja intensidad o guerra sucia, y al revisarlo comprobó que no había ninguna línea alusiva a esa práctica bélica.
Lo grave, para descrédito de Jara, es que este manual, conforme lo leyó Nakazaki, no era tal, sino un texto de instrucción no aprobado por el Ejército que por lo demás no contiene ninguna línea alusiva a la guerra de baja intensidad, por lo que este testimonio extrajudicial de Martin no tiene ninguna validez.
Volviendo a su libro ofrecido por la fiscalía como prueba contra Fujimori, Nakazaki le preguntó a Jara si en esta obra constaba las alusiones a guerra sucia supuestamente contenidas en los documentos citados. Él respondió que no, porque según le había dicho Martin Rivas, todas las órdenes fueron orales y no escritas.
Jara tampoco supo responder a las preguntas sobre cómo Fujimori impartió a los mandos militares la orden de una guerra sucia, cuando era público que el ex mandatario dictó una política de pacificación que se caracterizó por ganar la adhesión de la población mediante acciones cívicas y obras de infraestructura, privilegiar el trabajo de inteligencia, rondas campesinas y ‘jueces sin rostro’, con las cuales se ganó la guerra al terrorismo.
El periodista Jara se limitó a reiterar que la política de guerra sucia fue encomendada a un destacamento clandestino, autor de los excesos que se le atribuyen al ex presidente Fujimori(Tomado de La Razon).
sábado, 5 de abril de 2008
Pruebas aportadas por Jara demuestran que Fujimori no ordenó guerra sucia
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